Llegue a Lima, pues, a las once y media de la noche, pero entre tanto papeleo y trámite bananero salí del aereopuerto pasada la media noche. Me esperaba la amiga de mi madre, acompañada de su sobrina, y yo acompañado de mi "yaya", jajaja. Un gran globo con la leyenda "bienvenido", una sonrisa y las ansias me esperaban.
Afuera un caos con esencia de orden, un taxista previamente contratado nos llevó a la casa donde me quedaría a dormir, el hijo de la casera ya me invito a jugar futbol (¡ja!) y me pidió le enseñe (ajammm) unas canciones mexicanas.
Desayuné ligero, lo que siempre desayuno por estos lares, pero ahora anexé una papa rellena.
Hace frío, si, y es húmedo, y creo que mi cuerpo lo está resintiendo.
Tengo miedo, estoy ansioso, no se que hacer, quizás echarme a correr por una avenida enorme, o alguna acción más descabellada.
En fin, creo todo por hoy, antes que el nadamalparecido encargado del cyber me diga que se acabó mi tiempo.
1 comentario:
Yo opino que correr como loco por la avenida sería muy divertido; puedes aderezarlo con algo picante, como hacerlo en ropa interior, o ya si te pones muy subversivo, desnudo.. jajajaja...
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