martes, 1 de julio de 2008

Estúpida maravilla del mundo


La llegada a Cuzco fue accidentada, después de 23 horas de viaje desde Lima llegamos con malestar, o al menos, yo llegue con malestar, producto del viaje por los Andes y de la maldita altura de la Ciudad. La tarde-noche de ese dia fue casi perdida, me la pase recuperandome, logramos salir un poco a recorrer Cuzco de noche.

El sábado, día posterior al que llegamos, fuimos al mercadito, preguntamos precios para ir a la dichosa maravilla del mundo (optamos por realizar el viaje por nuestra cuenta dados los precios de las "agencias"), compramos algunas cositas y subimos al Sacsaywaman, fortaleza incaica que no le envidia nada a las pirámides de por allá, salvo que estan a mucha más altura. Con frío y con la noche encima (aca oscurece más temprano) acabamos por recorrer el sitio y regresamos a casa, pasando por un cafecito muy ameno atendido por personas más amenas (jajaja)

El dia de la espera llegó (ash) y llegamos a la terminal de buses (toda chacal) a las cinco de la mañana para llegar a Urubamba (2 horas y media), para de ahí tomar un colectivo hacia Ollaytantambo (20 minutos) y de ahí tomar el estúpido tren que nos salió un ojo de la cara (500 pesos mexicanos de ida, y otros más de vuelta)







El trayecto no fue complicado, en una hora estabamos por allá dispuestos a llegar a la "maravilla del mundo", sólo que debíamos pagar catorce dólares para que nos subieran en un bus todo mamón, por lo que preferimos irnos caminando (oh error). Tardamos como hora y media en subir una montaña, para llegar exhaustos a el mentado sitio, para el cual tuvimos que desembolsar otros doscientos pesos (eso con descuento de estudiante). Subimos otro poco más y pues la imagen que se nos presentó valió la pena totalmente.




En cuatro horas recorrimos ese centro ceremonial, me perdí en sus laberintos, caminé por sus pastos, y tuve ese gozo que se tiene después de un esfuerzo pocas veces hecho. Fui casi atacado por una recua de llamas, pero salí ileso, jajaja. Después del merecido descanso, descendimos la mencionada montaña para llegar con la noche a cuestas. Comimos un breve refrigerio en el tren de vuelta atolondrados por los turistas que realizan su aventura tercermundista.


De vuelta a Ollaytantambo, tomamos el primer colectivo a Urubamba, para volver a Cuzco, sólo que el hecho de ser noche de domingo, nos limitó el transporte, tuvimos que tomar taxi que nos cobro como ochenta pesos :S En fin, así terminaba nuestra cara visita a la dichosa ciudad inca, jajaja. Valió la pena, pero me gaste lo de semana y media :S

Y así, el lunes último desayunamos en el mercado con una señora muy amena que los tres dias nos decia "hasta mañana", recorrimos algunos museos, hicimos shooping (:S) e hicimos los breves preparativos para partir hacia La Paz, donde andamos ahora.

La frontera la cruzamos caminando, por un puente sobre un rio que desemboca del Titicaca. La imagen del límite territorial podría haber sido sacada del mejor libro surrealista. Un frio que estremecia todo el interior, una fila llena de turistas, y de gente local esperando que su pasaporte se sellara, en las calles, mujeres típicas del altiplano cambiaban dolares y euros, sentadas tras unas mesas diminutas. Circulando por las mismas calles, triciclos convertidos con unas tablas en bicitaxis, ahorraban la caminata de un país a otro, mientras otras vendían discos piratas a un sol (tres pesos mexicanos) y otras más, desayunos y mate de coca en envases de Coca-Cola.

Así pasamos la frontera, llegando a la Paz con un retraso de dos horas producto del control migratorio de ambos países, y de dos retenes bolivianos.

Ahora ando acá, después de una buenisima comida, esperando que un amigo me rescate, jajaja.

Cambio y fuera

1 comentario:

Lala Mágica dijo...

cuando vuelvas me tienes que contar a detalle eso del ataque de las llamas... jajajaja... me dio mucha risa leerlo.

qué bueno que hayas salido ileso :P

y que viva amapolita!!!